martes, mayo 31, 2011

Carta abierta a los votantes del PP y a la gente de orden

Estimado amigo:

Si estás leyendo este blog, estoy seguro de que habrás oído hablar de la web democraciarealya, DRY para abreviar, y es bastante posible que tengas ya una opinión sobre su contenido y lo que representa. Puede que seas muy contrario a ese movimiento, o indiferente porque lo veas algo marginal y sin importancia que desaparecerá pronto, o puede que incluso estés de acuerdo con todo o parte de su manifiesto. Puede ocurrir cualquiera de esas cosas, pero en cualquier caso, te pido que leas estas líneas y luego vuelvas a decidir tu postura. Será poco tiempo.

Puede que creas que el movimiento #15M, que DRY han nacido en la izquierda, que son cosa de rojos, pero no es verdad. Todo esto nace desde el ciudadano de a pie, que está cabreado, indignado con un sistema que dice representarle pero le ahoga, le paraliza y le obliga a pagar una crisis que el propio sistema le ha preparado. No es cosa de rojos ver cómo los bancos, el sistema financiero tal y como está montado, toma el control de la vida pública y privada y pone en peligro la unidad de España, la construcción de Europa, el desarrollo del estado de derecho y el futuro de todos.

Nace desde el ciudadano de a pie, independientemente de su ideología, porque lo que le indigna nada tiene que ver con sus opciones políticas. Es un ciudadano que quiere hacer política, quiere participar de la política, quiere recuperar la política que considera secuestrada en manos de una forma de entender la economía en crisis total, en caída libre, que amenaza con arrastrarlo todo al fango. Un ciudadano como tu y como yo...

Es verdad que semejante movimiento prende con mayor velocidad en aquellos ciudadanos que ya estaban fuera del orden social establecido. Es normal: tienen mucho menos que perder porque ya perdieron o renunciaron-puede que irresponsablemente - a la mayoría de sus cosas antes. Pero esos son una minoría también en este movimiento, vistosa y muy televisiva, muy ruidosa, es verdad, pero minoría, no son la norma, no son el alma del movimiento, no lo dirigen ni deben dirigirlo. No deben dirigirlo porque es un movimiento de todos, pensado para permitirnos a todos elegir el recambio que hace falta en España y en el mundo.

Nuestro sistema financiero, nuestro sistema político, nuestro modelo de Estado está en crisis y tenemos que hacer cambios para sacarlo de ahí. ¿Pagando a los bancos para que no se hundan?¿permitiendo que cada vez más gente tenga una hipoteca que pagar sin casa donde vivir? ¿jubilándonos más tarde o teniendo menos coberturas sociales? Ese es el camino marcado por el sistema financiera actual, que son como bien sabemos tu y yo, los que mandan de verdad ahora mismo. Pero ese camino no tiene fuerza para renovar nuestra España, son medidas paliativas que se orientan a perpetuar lo que está en crisis, no ha crear algo nuevo y fresco que pueda sacarnos de ella recorriendo otro camino. Las vacunas no funcionan con personas enfermas y los tratamientos para mitigar el dolor no curan la causa de la enfermedad. Tenemos que hacer cambios en el sistema para que el sistema no nos cambie a nosotros y nos devuelva a golpe de recorte y talonario al siglo XIX.

Este movimiento puede ser un movimiento de salvación nacional. Este movimiento ha nacido con mecanismos suficientes para evolucionar hacia donde queramos entre todos. Pero si los simpatizantes de opciones políticas conservadoras, si la gente de orden dejamos todo esto en manos de una minoría que tampoco nos representa a todos, entonces habremos perdido con irresponsabilidad la oportunidad de cambiar las cosas, de arreglar el estropicio, de preservar nuestra auténtica y esencial formad de vida, nuestra forma de convivencia.

España te necesita urgentemente. España y tu futuro te llaman. Tienes que acudir a su llamada. Es tu deber y es por tu bien.

Gracias por leer hasta aquí. Y ahora, respóndete: ¿vas a a dejar que sean ellos quienes lo intenten?



viernes, mayo 20, 2011

spanish revolutions: ¿es posible?

Es posible, claro que es posible.

Lo que no ha podido “el amor” (si es que alguna vez tuvo una oportunidad), ni la lucha de clases, ni la fuerza de las armas, puede que lo pueda conseguir la indignación… ¡quién lo iba a decir!

Yo estoy harto, indignado y cabreado. Eso, de momento.

Luego, cuando todo el mundo sepa que estoy enfadado, entonces y solo entonces, intentaré pensar qué me gustaría que pasara para dejar de estar indignado y cómo puedo colaborar para hacerlas posibles.

Quiero decir qué cosas concretas serían para mi un buen primer paso, no cosas como “un mundo mejor” o “un mundo más justo”, que, para eso, no me hace falta mucha reflexión

quiero un mundo mejor y más justo, quiero que sea posible un mundo mejor y lo quiero ¡ya!
Pero eso lo pensaré después, porque, si me pongo a pensarlo ahora, si con mi cabreo pienso qué hacer como primer paso, lo que me pide el cuerpo es tirarme al monte y mandarlo todo a la mierda. Y esa no es buena idea.

Yo no quiero abandonar el sistema, yo quiero que lo abandonen “ellos”. Este es mi sistema, esta es mi sociedad, este es mi país, esta es mi democracia. Son ellos, los partidos políticos con sus listas cerradas, los sindicatos con su mamoneo, los bancos con su asquerosa e impúdica codicia, los mercados con sus cuentas y balances, los que me joden y me sobran y me indignan.

¿Utopía? Puede. Como que el hombre vuele.

¿Imposible? Y una mierda.

¿Ilegal? Pues peor para la ley: habrá que cambiarla. Porque, quitando la de la gravedad y alguna frikada más de ese estilo, las demás leyes las podemos reformular de vez en cuando.

¿O no?