sábado, octubre 17, 2009

equilibrio en movimiento.

Espera, detente, ven... déjame que ... deja que te cuente una historia.

Hace mucho tiempo, cuando el tiempo aún era joven y el mundo no estaba tan dividido como ahora, en océanos y continentes, una gran manada de ñus inicio una gran peregrinación.

Los más fuertes de ellos encabezaban la marcha y marcaban el ritmo. Los demás, iban siguiendo ese ritmo porque era el ritmo de la manada.

Cuando llevaban pocos días de camino, los ñus de cabeza decidieron aumentar el ritmo. Apretaron sus fuertes músculos y clavaron sus pezuñas con brío en la tierra. El ritmo se aceleró y todos los demás siguieron el ritmo de la manada.

Pronto los más débiles se fueron descolgando del grupo. No podían seguir el paso marcado por los más fuertes. El mundo ha cambiado mucho desde entonces, es verdad, pero la necesidad de comer es una constante que se ha mantenido. Así que, cuando un ñu casi agotado dejaba de ver a la manada, empezaba a ver a sus depredadores. Muchos murieron para que otros vivieran.

El ritmo era ya muy vivo, pero constante. Los que aún quedaban en la manada eran los que habían conseguido aguantar ese ritmo. La limpieza de la manada se había concluido.

Pero los ñus de cabeza no aminoraron el paso en días, en semanas, en meses. Y las fuerzas de muchos llegaban a su fin, dejaban de andar y esperaban pacientemente la aparición de los carnívoros.

Un buen día, la manada se vio empujada por el viento. Hasta ese día, había ido avanzando en su contra, pero ese día, el viento había cambiado. Tal vez fuera por eso por lo que los ñus que iban en cabeza, no olieron a tiempo la emboscada que un grupo de leonas les había preparado justo delante. Caminaron directos hacia ellos.

Todo ocurrió muy deprisa. En menos de lo que se tarda en contarlo, el grupo entero que marcaba el ritmo estaba o muerto, o herido de muerte. Los leones se llevaron su botín y desaparecieron. La manada quedó sin líderes fuertes que los guiaran.

Hubo entonces gran confusión, nadie sabía qué hacer. Se convocó una Asamblea general para tomar una decisión.

En la asamblea un grupo de ñus, encabezados por una hembra joven e inexperta, tomó la palabra y convenció a la manada de la necesidad de un cambio de estrategia. Y con esas nuevas reglas, la manada se puso en camino.

Los más fuertes ahora, en lugar de ir en cabeza, pasaron a ir a la cola del grupo. Ya no eran los más fuertes los que marcaban el ritmo, sino los que tenía mejor vista, mejor olfato y mejores ideas. Su misión no era ir más deprisa, sino decidir el rumbo según lo que percibían delante de ellos. Cuando detectaban una nueva emboscada, marcaban un nuevo rumbo. Y cuando había que acelerar el ritmo, llamaban a los más fuertes para que encabezaran la marcha. Como los más fuertes estaban descansados, el ritmo enseguida aumentaba. Y como cuando ellos marcaban el ritmo, la manada sabía que estaba escapando de algún peligro puntual, nadie se quedaba atrás.

Nadie sabe dónde esta ahora esa manada porque nadie sabe lo lejos que llegó. Lo que si sabemos es que, con esa nueva estrategia, no se volvió a perder ningún miembro del grupo. Todos siguieron el ritmo.

Hoy, la sociedad capitalista en la que vivimos ha caído en una gran emboscada. Tenemos que convocar la Asamblea....

domingo, octubre 11, 2009

Relanzando

No será el dinero el que acabe con el hambre del mundo