Espera, detente, ven... déjame que ... deja que te cuente una historia.
Hace mucho tiempo, cuando el tiempo aún era joven y el mundo no estaba tan dividido como ahora, en océanos y continentes, una gran manada de ñus inicio una gran peregrinación.
Los más fuertes de ellos encabezaban la marcha y marcaban el ritmo. Los demás, iban siguiendo ese ritmo porque era el ritmo de la manada.
Cuando llevaban pocos días de camino, los ñus de cabeza decidieron aumentar el ritmo. Apretaron sus fuertes músculos y clavaron sus pezuñas con brío en la tierra. El ritmo se aceleró y todos los demás siguieron el ritmo de la manada.
Pronto los más débiles se fueron descolgando del grupo. No podían seguir el paso marcado por los más fuertes. El mundo ha cambiado mucho desde entonces, es verdad, pero la necesidad de comer es una constante que se ha mantenido. Así que, cuando un ñu casi agotado dejaba de ver a la manada, empezaba a ver a sus depredadores. Muchos murieron para que otros vivieran.
El ritmo era ya muy vivo, pero constante. Los que aún quedaban en la manada eran los que habían conseguido aguantar ese ritmo. La limpieza de la manada se había concluido.
Pero los ñus de cabeza no aminoraron el paso en días, en semanas, en meses. Y las fuerzas de muchos llegaban a su fin, dejaban de andar y esperaban pacientemente la aparición de los carnívoros.
Un buen día, la manada se vio empujada por el viento. Hasta ese día, había ido avanzando en su contra, pero ese día, el viento había cambiado. Tal vez fuera por eso por lo que los ñus que iban en cabeza, no olieron a tiempo la emboscada que un grupo de leonas les había preparado justo delante. Caminaron directos hacia ellos.
Todo ocurrió muy deprisa. En menos de lo que se tarda en contarlo, el grupo entero que marcaba el ritmo estaba o muerto, o herido de muerte. Los leones se llevaron su botín y desaparecieron. La manada quedó sin líderes fuertes que los guiaran.
Hubo entonces gran confusión, nadie sabía qué hacer. Se convocó una Asamblea general para tomar una decisión.
En la asamblea un grupo de ñus, encabezados por una hembra joven e inexperta, tomó la palabra y convenció a la manada de la necesidad de un cambio de estrategia. Y con esas nuevas reglas, la manada se puso en camino.
Los más fuertes ahora, en lugar de ir en cabeza, pasaron a ir a la cola del grupo. Ya no eran los más fuertes los que marcaban el ritmo, sino los que tenía mejor vista, mejor olfato y mejores ideas. Su misión no era ir más deprisa, sino decidir el rumbo según lo que percibían delante de ellos. Cuando detectaban una nueva emboscada, marcaban un nuevo rumbo. Y cuando había que acelerar el ritmo, llamaban a los más fuertes para que encabezaran la marcha. Como los más fuertes estaban descansados, el ritmo enseguida aumentaba. Y como cuando ellos marcaban el ritmo, la manada sabía que estaba escapando de algún peligro puntual, nadie se quedaba atrás.
Nadie sabe dónde esta ahora esa manada porque nadie sabe lo lejos que llegó. Lo que si sabemos es que, con esa nueva estrategia, no se volvió a perder ningún miembro del grupo. Todos siguieron el ritmo.
Hoy, la sociedad capitalista en la que vivimos ha caído en una gran emboscada. Tenemos que convocar la Asamblea....
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3 comentarios:
Hola Elemento: ¿Que pasa con los predadores también tienen derecho a vivir no?
Un abrazo
y que haremos con lo que nuestras cualidades parecen no ayudar a la manada, si somos miopes, poco olfato y paticortos... que haremos cuando convoquemos asamblea!!
Sinceramente creo que en mi otra vida de ñu fui aquella que se quedo a tras porque sus piernas no llegaron a tener fuerzas suficientes... los predadores aun no lo saben pero saque la mujer que llevo dentro y los manipule hasta esconderme... mis dias estan contados...
Por partes...
-Los depredadores: tienen que vivir y vivirán. Ellos se encargarán de diseñar su estrategia de vida. Siempre lo hacen...
- Los "otras" cualidades. No hay luz sin sombras y no queremos una luz tan cegadora. Conviene la luz, la sombra y la penumbra. La miopía nos puede proteger de ver demasiado; el poco olfato nos puede proteger de la pestilencia; ser paticorto puede permitir llegar al suelo con mucho menos esfuerzo...
Si el universo es curvo, ¿por qué nos empeñamos en andar en línea recta? ¿para llegar a dónde? Si eres miope, disfruta de tu miopía porque te proporcionará momentos divertidos. Si tienes poco olfato, podrás pasar sin asco por determinadas situaciones....
si te conoces a ti mismo, si conoces a los de tu alrededor, podrás ayudar a armonizar todas esas cualidades. Sabrás que "todo está bien" si no te das cuenta de ello.
La fuerza y el esfuerzo están, a mi juicio, sobrevalorados. Si algo te cuesta mucho, es que has cometido un error previo. Esa es mi opinión.
Está en la raíz del budismo y también en las palabras de San Agustín ("ama y haz lo que quieras") por citar dos ejemplos lejanos el uno del otro. Es el mismo principio activo. Coloca tus cualidades primero, las de tu entorno. Conócelo y quiérelo y todo será fácil, facilísimo... sin esfuerzo.
¿Defectos y virtudes? Demasiada carga moral, camino demasiado recto, no encaja con el trazado de una vida normal. Cualidades. Mucho mejor.
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