miércoles, septiembre 19, 2007

EL CAMPO

Compré una parcela en el campo muy bonita. Estaba sembrada de trigo, pero yo no lo sabía.
Analicé la tierra y pregunté a mis vecinos sobre sus tierras. Con esa información decidí que mi tierra era buena para conseguir tomates. Pero era ya tarde para plantar.
No me desanimé. El antiguo dueño sabía lo que hacía, así que debía saber eso.
Aboné y regué bajo esa hipótesis. Ese año no recogí tomates. Tampoco trigo. Fue un mal año. Alquilé la tierra y me fui a la ciudad.
Al año siguiente volví al campo. Tarde para sembrar. Preparé todo para el plan B: patatas. Mala suerte. No recogí patatas. Tampoco trigo. Otro mal año. Vuelta a la ciudad.
Tercer año. De nuevo, al campo. De nuevo, tarde para sembrar. Esta vez, intenté con el trigo. Pero las semillas se habían podrido. No recogí trigo. Vendí el campo.